Diario Vasco
José Antonio González Linares y Txomin Perurena, antiguos compañeros en Kas y Teka, pasean por las calles de San Felices de Buelna.
José Antonio González Linares y Txomin Perurena, antiguos compañeros en Kas y Teka, pasean por las calles de San Felices de Buelna. / LUIS PALOMEQUE

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«La Vuelta al País Vasco era mejor que ganar a Merckx»

  • González Linares charla con Perurena de un récord que «todavía conservo, aunque sea a los puntos»

El Gorilón y El Casero. José Antonio González Linares (San Felices de Buelna, 71 años) y Txomin Perurena (Oiartzun, 73) figuran con letras de oro en la historia de la Vuelta al País Vasco. El cántabro ha ostentado durante mucho tiempo la condición de ciclista con más victorias absolutas obtenidas en la prueba, cuatro, registro igualado el año pasado por Alberto Contador. El guipuzcoano, por su lado, comparte con Sean Kelly el récord de victorias de etapa en la Euskal Herriko Itzulia: once.

Además de la pasión por esta prueba, una estrecha amistad une a estos dos ciclistas, compañeros en las filas del Kas durante ocho temporadas entre 1971 y 1978, así como en Teka en 1979, año de la despedida de ambos. «He compartido habitación con Txomin más que con mi mujer. Con eso te digo todo», sentencia José Antonio González Linares. «Ha sido y sigue siendo mi mejor amigo. ¿Qué te voy a decir de él como ciclista? Lo mismo subía que se amoldaba a etapas de media montaña, vencía al sprint o se colocaba de líder en pruebas importantes del calendario. Si tenía que trabajar para un compañero, trabajaba. Capaz de ganar 40 o 50 carreras en una misma temporada...». Le corta Perurena. «Te has pasado en el número. Quita unas cuantas».

Linares guarda en casa «los cuatro maillots de ganador de la Vuelta al País Vasco -uno azul, uno rojo y dos amarillos- junto a los trofeos. Me ha hecho más ilusión la Vuelta al País Vasco que ganar a Merckx una crono del Tour de Francia».

Tercia Perurena. «Aquella victoria fue en 1970, además en Bélgica. Merckx había brindado la victoria al rey Balduino... antes de tomar la salida. Linares le habría ganado también otra contrarreloj de no romper la biela nada más tomar la salida, al bajar la rampa. Aún así, la victoria se le escapó por segundos».

De esa edición del Tour recuerda Linares «la etapa del pavés. Iba muy fuerte sobre los adoquines y entré solo en el velódromo donde estaba la meta. Los perseguidores me rebasaron muy al final. ¿Si me iban los adoquines? Nunca disputé la París-Roubaix. De aficionado gané dos etapas en una Vuelta a Bélgica y el equipo Flandria -el de Van Looy, Godefroot, Monsére, Maertens...- me quiso fichar para pasar a profesional».

El cántabro, excelente rodador, asegura que no disponían de material para competir con los especialistas en las clásicas. «Nosotros llevábamos ruedas de 32 radios y ellos, unas de 40. Disponíamos solo de tubulares normales. Corríamos la Milán-San Remo porque nos coincidía con el viaje a Italia en busca del material para la temporada. Una vez tomé la salida con un cuadro de la talla 60 recogido la víspera en la fábrica, cuando yo llevaba habitualmente la 57 o la 58. Era la primera vez que me montaba sobre ella. Te lo tomabas a risa».

Txomin Perurena añade otro apunte: «No me creeréis, pero yo he cubierto los casi 300 kilómetros de la Milán-San Remo con un plátano, sin comer nada más. En los primeros años con Kas llevábamos bicicletas Massi, una firma italiana. Más tarde pasamos a la Colnago».

«La mejor de cinco días»

Las clásicas de primavera no les quitaban el sueño. Pero sí la Vuelta al País Vasco, «la carrera que más gloria me dio», confiesa Linares. Era su 'monumento' particular. «La que más me gustaba y la carrera de cinco días con mayor prestigio en España. Lo era entonces y lo sigue siendo ahora. La habían ganado Anquetil y más gente importante. Siempre ha tenido muy buena participación».

Bromea al hablar de su empate a cuatro triunfos absolutos con Alberto Contador. «De momento le gano a los puntos porque yo tengo un segundo puesto en 1973 detrás de Luis Ocaña. De todas maneras, los records están para batirlos y Contador puede superar el mío».

Aquella edición en la que terminó segundo tuvo su historia. «El cuarto día se disputó una crono de 33 kilómetros entre Lekunberri y Tolosa para la que Txomin me dejó un piñón de aluminio de la casa Zeus. Era una novedad técnica por el material. No funcionó. La cadena me saltaba en los repechos. Aunque iba muy fuerte, perdí tiempo con Ocaña. Fue decisivo. La última jornada acababa en Eibar y ataqué junto a Txomin en la ascensión a Elgeta por Karabieta. Ocaña resistió. No le dejábamos atrás y llegamos a un acuerdo para colaborar hasta meta. Llovía, el asfalto no era bueno y en el descenso me pasó por la cabeza la posibilidad de que Ocaña pinchara. No fue así. Llegamos juntos y Perurena venció al sprint».

Hay quienes consideran que las victorias del madrileño son de mayor enjundia que las de Linares porque la participación internacional de los últimos años es mejor que la de la década de los 70 del siglo pasado. Discrepa Linares, quien se pone serio: «He corrido con Luis Ocaña, ganador del Tour de Francia y de la Vuelta a España. He coincidido con Giovanni Battaglin, vencedor del Giro y de la Vuelta el mismo año. He competido con corredores muy buenos. Ganar siempre es difícil y no seré yo quien diga que Ocaña y Fuente, por ejemplo, eran malos ciclistas. Fueron grandes ciclistas, como Perurena. No estoy para nada de acuerdo con esa opinión».

Prosigue Linares con su argumentación. «Lo que sí te garantizo es que el ciclismo de antes era más espectacular que el de ahora. Te voy a decir por qué. Froome tiene a su lado en el Sky corredores que aspirarían a ganar el Tour si formaran parte de otros equipos. Algunos suben tanto como el propio Contador. Eso estropea el espectáculo. Vemos pasar el Tourmalet en grupo. Bahamontes y Julio Jiménez eran capaces de romper por completo la carrera en esa subida. Anquetil se quedaba sin gregarios en los grandes puertos, lo mismo que Miguel Indurain. Eso no significa que Froome no sea un gran ganador del Tour. Lo es. Pero hay una forma de correr para cada época. Y no se deben comparar».

Linares afirma categórico que le iban las condiciones y el recorrido de la ronda vasca, así como la época en la que se disputa. «Siempre llegaba muy bien de forma. En nuestra época la Vuelta a España estaba situada justo después en el calendario, entre la segunda quincena de abril y la primera de mayo». Perurena señala que «un año fuimos casi directos de la llegada de la Vuelta al País Vasco a la salida de la Vuelta a España. Paramos en Labastida, el lugar de nuestras concentraciones, un par de días. Ni siquiera volvimos a casa entre las dos carreras».

Frío con agua

«El frío con agua es lo que más daño hace a los ciclistas», señala Linares. «Yo lo acusaba menos que otros. Me molestaba más el calor, que le iba mejor a Txomin». El oiartzuarra replica: «Tampoco soy yo de secano».

«En el País Vasco a primeros de abril hacía frío, pero se pasa frío en muchas carreras», prosigue el cántabro. «Me acuerdo de una etapa de la París-Niza que acabó en Saint-Étienne con nieve. Otro día de la Vuelta a España en Baza, en Granada. Tiritábamos todos». Perurena lo comparte. «La única vez que me he dado revulsivo para combatir el frío fue en una Vuelta a Andalucía. Si por algo destaca Andalucía es por el calor, pero aquel día hacía un frío horroroso».

Linares conocía bien el terreno. «De juvenil corrí en las filas del Velosoles Orbea de Eibar. Como aficionado gané una Vuelta a Navarra. En esa categoría formé parte del Kas, a las órdenes de Anton Barrutia, amigo además de director. Muy buena persona, conservamos una estrecha amistad. Luego fue nuestro director en el conjunto profesional. Kas era una familia. Existía un compañerismo que falta ahora. Los fijos de salida y los premios se repartían a partes iguales entre todos, lo mismo los que corríamos que los que no corrían. El diez por ciento iba para mecánicos y auxiliares».

Concluida su carrera como ciclista en 1979, José Antonio González Linares desempeñó otras labores en una prueba que le iba como anillo al dedo: «Fui director del Teka durante diez años y nunca gané la carrera. Lo máximo fue un tercer puesto con Ugrumov. También ejercí de comentarista de ciclismo en la Cadena Ser durante veintidós temporadas. La Vuelta al País Vasco figuraba, por supuesto, en nuestro calendario. Empecé con Ares».

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