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Primoz Roglic entra en línea de meta en Hondarribia.

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Primoz Roglic entra en línea de meta en Hondarribia. karlis
Vuelta al País Vasco

La ley de Primoz Roglic

Roglic firma una contrarreloj muy convincente, abre más huecos de lo previsto y refuerza su condición de principal favorito

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Lunes, 4 de abril 2022, 14:00

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Hay una escena de la película 'Papillon' en la que los presos avanzan por la calle Mayor de Hondarribia. Su camino hacia el barco que les llevará a cumplir condena a las colonias penitenciarias de la Guayana Francesa atraviesa la calle san Pedro. Una mujer se acerca a uno de los presos, Steve McQueen, y le dice: «Papillon, volverás». Su compañero de cuerda, le mira y le susurra: «No volverás».

En ese mismo escenario en que McQueen y Dustin Hoffmann arrastraban sus cadenas se ha disputado este lunes la contrarreloj inicial de la Itzulia y bastaron siete kilómetros y medio para que

¿Volverá alguien? ¿O el gobernador plenipotenciario de la carrera ya ha dictado sentencia? No volverás, a Remco Evenepoel (Quick-Step). No volverás, a Geraint Thomas (Ineos). No volverás, a Adam Yates (Ineos). No volverás, a Alexander Vlasov (Bora). No volverás, a Ion Izagirre (Cofidis). No volverás, a Jonas Vingegaard (Jumbo). Quién sabe. Lo que parece seguro es que nadie volverá desde más lejos.

Roglic era el favorito antes de la salida y no dejó lugar a dudas. Firmó una contrarreloj convincente. Sujetó a Evenepoel en el primer tramo, la subida a San Telmo, en la que clavó el tiempo del belga. Le superó en la segunda parte, en el falso llano de la parte de arriba del faro, el rapidísimo descenso y el tramo previo a la subida adoquinada por la calle Mayor. Una conjunción de buenas piernas, manos y poso le dio los cinco segundos de ventaja que le valieron la victoria.

El resto jugó otra liga. Thomas, Yates y Vlasov se dejaron 18 segundos y Ion Izagirre y Vingegaard, 20. Para un recorrido de solo 7,5 kilómetros, diferencias amplias. A partir de ahí, el hueco empieza a ser grande para pensar en una voltereta. Daniel Felipe Martínez (Ineos) cedió 21 segundos, Gorka Izagirre (Movistar), 24, Pello Bilbao (Bahrain), 29, Enric Mas (Movistar), 36, Julian Alaphilippe (Quick-Step), 44 y Sergio Higuita (Bora), el gran damnificado de la jornada, 45. El colombiano, que llegaba de ganar la Volta a Cataluña, dice adiós a casi todas sus opciones.

Roglic ganó su quinta etapa en la

El esloveno tiene un idilio con Euskadi, y lo recordó en la meta: «Estoy súper contento. «Estuve reconociendo la etapa el domingo y disfruté con el apoyo de la gente, así que estoy feliz por ganar. Era una crono técnica y tenía buenas piernas. Pero solo es el principio, ha sido un esfuerzo de diez minutos. Siempre es mejor tener ventaja, pero iré día a día».

No por esperada, la victoria y demostración de Roglic fue menos espectacular. Su golpe de autoridad deja la Itzulia condicionada, pero no resuelta, con cinco etapas por delante que esconden suficientes sutilezas como para no caer en la tentación de escribir el desenlace con brocha gorda. Fue un placer verle rodar y la afición vasca, que le tiene entre sus favoritos, disfrutó de la exhibición. Pero no fue el único motivo de gozo.

Voló Remco Evenepoel, otro que corre en casa después de aquella victoria inenarrable en la Clásica de San Sebastián de 2019, con 19 años. No se olvida aquella demostración. Sigue siendo el ciclista más joven en ganar una clásica del World Tour. Arrogante, combativo, un punto bocazas, con físico de boxeador y pasado como futbolista, Evenepoel tiene carisma, atrae al aficionado, le levanta del sofá. La pregunta con él no era si ganaría, sino con cuánta diferencia. Pasó directo de juveniles al World Tour y parecía que el profesionalismo se le quedaba pequeño. La etiqueta del nuevo 'Eddy Merckx' tardó un suspiro en colgar se su maillot.

Pero llegó el 15 de agosto de 2020, 'ferragosto' como dicen los italianos, y voló por encima de un puente en el Giro de Lombardía. Se recuperó, volvió el año pasado, pero ya no era el mismo de antes. Se le echaba de menos y que ayer apareciera en una carrera de máximo nivel y en un duelo de altura ante Roglic es motivo de esperanza. Esa durísima caída, en la que se fracturó la pelvis, le ha obligado a reinventarse y la nueva versión van cogiendo hechuras.

Esta temporada no pudo ganar en Valencia y se adjudicó la Vuelta al Algarve, pero la Itzulia es otro nivel. Palabras mayores. Un mano a mano Roglic-Evenepoel es una oferta de alto voltaje, y el aficionado se frota las manos. Falló Julian Alaphilippe (perdió 44 segundos), por lo que el liderato del Quick-Step está claro.

La Itzulia ha quedado marcada por la contrarreloj, que abrió más huecos de lo previsto. El director técnico de la carrera, Roberto Laiseka, lo admitía en meta. No se esperaban tantas diferencias. Con la clasificación en la mano, la pregunta se cae por su propio peso: ¿Y ahora, qué?

Las alternativas al tête à tête Roglic-Evenepoel son, a simple vista, dos. Esta es una carrera de sutilezas y seguro que aparecen más variantes, pero en primera instancia se intuye la posibilidad de una respuesta estilo carga de la brigada ligera, al más puro gusto inglés: el Ineos tiene al cuatro (Yates), al quinto (Thomas), al décimo (Tulett) y al undécimo (el tremendo colombiano Daniel Felipe Martínez). A un inglés nunca se le ha movido un pelo del flequillo por atacar hacia un desastre seguro -ahí están los libros de historia- con tal de hacerlo con estilo. Con esas cuatro bazas y Omar Fraile a 31 segundos y Tao Geoghegan Hart a 32, lo lógico es que intenten que se arme la marimorena.

La otra alternativa es la clase de Vlasov, en unos tiempos malos para ser ruso. A Roglic, ciclista cartesiano, los poetas malditos siempre se le han dado mal. Y luego está Ion Izagirre. Estar y Ion Izagirre son sinónimos. Nunca falla. Con la clasificación que tiene por delante, el ormaiztegiarra ya está viendo su oportunidad. Sabrá sacar partido a las batallas a dos, tres o cuatro bandas que se anuncian. Está con piernas y ciencia le sobra.

¿Volverás?, se preguntan unos a otros los rivales de Roglic. Hay terreno, hay calidad y hay ansias de libertad. Pero han bastado siete kilómetros y medio para que todo el mundo sepa ya que en la Itzulia rige la ley de Primoz.

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