Carlos Rodríguez: «Los últimos metros se me han hecho interminables»

Desenlace exigente el que han tenido que afrontar los ciclistas en la quinta etapa de la Vuelta al País Vasco con una pendiente final antes de llegar a meta que era prácticamente una pared, con una pendiente del 16%. Pero pese al cansancio, y el sube-baja constante de la prueba de hoy que ha acabado con las fuerzas de muchos, Rodríguez se ha mostrado más que feliz por un triunfo de etapa que supone su primera victoria en la élite. «No tengo palabras. No me lo creo», reconocía el ciclista andaluz de Ineos.

«He estado muy justo al final. Los últimos metros se me han hecho interminables. Sentía que el grupo perseguidor estaba cerca y pensaba que me iban a alcanzar. Desde el último puerto, desde el ascenso a Karabieta, ya me he sentía falto de fuerzas, pero al final hemos podido llegar», apuntaba. Rodríguez no ha querido olvidarse de Marc Soler, del UAE Team, compañero en la fuga inicial. «Ha hecho una etapa increíble. Ha ido como una moto y sin él no hubiera sido capaz. Una pena que no haya podido aguantar», señalaba.

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Por delante, la sexta y última etapa en la que se decidirá todo. Ineos encadena dos victorias de etapa consecutivas y se postula como el favorito para hacerse con la general. «Tenemos un equipo muy fuerte. Hay mucho compañerismo, muy buen rollo, y esperamos rematar mañana. Eso es lo importante. Que sigamos teniendo buenos resultados y buenas sensaciones», subrayaba.

El joven ciclista de 21 años de Ineos se estrena con una victoria de categoría en la que he demostrado sus cualidades sobre la bicicleta. Un triunfo que no olvidará jamás. «Quiero darle las gracias y dedicarle este triunfo a mi familia, por su puesto. También al público, que ha estado animando a lo largo de toda la jornada y, cómo no, al equipo, que me ha acogido muy bien desde que he llegado. Gracias a todos ellos», apuntaba.

Como Rodríguez, Remco Evenepoel (Quick-Step) tampoco se podía creer lo que había sucedido. «Cuando me han dicho que era líder de la general no me lo podía creer. Ha sido una alegría enorme», apuntaba. «He trabajado mucho, muy fuerte, para tratar de estar entre los mejores y competir con los mejores ciclistas como lo es Roglic y estoy muy feliz. Ahora toca descansar las piernas, reponer el tanque de gasolina y darlo todo mañana para que nadie me quite el maillot amarillo», reconocía entre risas.